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dieoachos1 rating:
9
7.5
10,214
Language of the review:
- es
August 5, 2016
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Qué magnífica serie, qué factura, qué interpretaciones, qué realismo... Por un lado es un orgullo poder decir que una serie así es española. Por otro lado es todo lo contrario. Qué tristeza de mar en el que peces como Ramón puedan seguir nadando.
Mi interpretación del final en la zona Spoiler.
Mi interpretación del final en la zona Spoiler.
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Spoiler:
Interpretación personal del final: Con el fin de la mansión de los Bartoméu y la finca patas arriba, Rubén se sienta a reflexionar en la misma piedra en la que hacía 30 años se sentó con el bueno de su hermano, un hombre sensato y nada ambicioso. Todo lo contrario que nuestro protagonista, que, allí reflexiona, botella de whisky en mano sobre el verdadero valor de esa ambición, de esa vida como tejedor de corruptelas y pícaro español a gran escala. Todo un líder, sí, pero también un abuelo cuya nieta ha pasado un día secuestrada por una mafia rusa proxeneta.
Al abandonar por última vez la finca, decide pisar el freno de su carísimo Mercedes, guiado por una fuerza mayor. Le vemos ignorar por primera vez una llamada, con la que habría podido sospechar el abandono de su mano derecha Ramón y probablemente no se hubiera autoconducido a su final. No obstante Rubén Bartomeu sufre una especie de catársis mirando al mar bajo el cartel de su obra magna y parece obtener la respuesta a cerca del verdadero valor de todo aquello. A lo lejos se ve la casita del campesino cuyas palabras le dejaron marcado "Me recorro la finca con los ojos cerrados, voy hasta el mar, nunca me caigo". ¿Acaso había un mejor verdugo? Ramón se presenta voluntario en la puerta de su crematorio y se deja disparar, sin si quiera asustarse al ver el arma, obteniendo por última vez el servicio que se le antojaba.
Al abandonar por última vez la finca, decide pisar el freno de su carísimo Mercedes, guiado por una fuerza mayor. Le vemos ignorar por primera vez una llamada, con la que habría podido sospechar el abandono de su mano derecha Ramón y probablemente no se hubiera autoconducido a su final. No obstante Rubén Bartomeu sufre una especie de catársis mirando al mar bajo el cartel de su obra magna y parece obtener la respuesta a cerca del verdadero valor de todo aquello. A lo lejos se ve la casita del campesino cuyas palabras le dejaron marcado "Me recorro la finca con los ojos cerrados, voy hasta el mar, nunca me caigo". ¿Acaso había un mejor verdugo? Ramón se presenta voluntario en la puerta de su crematorio y se deja disparar, sin si quiera asustarse al ver el arma, obteniendo por última vez el servicio que se le antojaba.