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Spain Spain · Valencia
Carorpar rating:
8
Drama. Comedy Early 18th century. England is at war with the French. Nevertheless, duck racing and pineapple eating are thriving. A frail Queen Anne (Olivia Colman) occupies the throne and her close friend Lady Sarah (Rachel Weisz) governs the country in her stead while tending to Anne’s ill health and mercurial temper. When a new servant Abigail (Emma Stone) arrives, her charm endears her to Sarah. Sarah takes Abigail under her wing and Abigail sees ... [+]
Language of the review:
  • es
April 28, 2022
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En la magistral «Barry Lyndon» (ídem, 1975), Stanley Kubrick firmó la más fiel recreación del siglo XVIII, con sus luces —escasas, mortecinas como las de las famosas velas que plagan sus escenas en interiores— y sus numerosas sombras. Con «La favorita», Yorgos Lanthimos parece querer ahondar en estas últimas hasta profundidades abisales. Y vaya si lo consigue, y con creces.
La verdad es que aquel «Ancien Régime» que —no sin razón— denostaran los revolucionarios franceses se presta sobradamente al enfoque caricaturesco de Lanthimos. La decadencia política y humana del período encontraría corolario sublimatorio en fastuosos palacios y perifollos imposibles que, sin embargo, no alcanzaban a disimular ni las injusticias de la sociedad estamental ni las pústulas de los aristócratas gotosos. En ellas, en las segundas, se recrea Lanthimos con fruición porcina, rayana de hecho en lo escatológico. El cineasta griego envuelve su particular «triángulo de amor bizarro» en un diseño de producción arrebatador, donde juega un rol fundamental la extraordinaria fotografía a cargo de Robbie Ryan. En evidente deuda con John Alcott, responsable de las inolvidables estampas de la mencionada «Barry Lyndon», recurre también él a una iluminación estrictamente natural. Pero sin duda lo más llamativo de su trabajo con la cámara es una proliferación de lentes gran angular y ojo de pez que contribuyen sobremanera al surrealismo de la historia.
Respecto al reparto, las tres protagonistas se desenvuelven a tal altura que cuesta destacar a una de ellas por encima del resto. El guiñapo depresivo de reina Ana que compone una (semi) desconocida Olivia Colman repugna y da lástima a partes iguales. El dechado de dulzura que antaño constituyera Rachel Weisz se transforma aquí en una más que creíble dominatrix. Emma Stone, por su parte, borda la —sólo aparente— mosquita muerta que le toca en suerte. Viniendo de Arizona, tiene el mérito añadido de expresarse en un límpido inglés británico, especialmente cuando blasfema.
Carorpar
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