Honesto "peplum" sin más pretensiones que entretener al respetable. Y ojo, que no es poco.
Más próximo a los códigos del western que a los de su propio género, "The Eagle"- parece el nombre de un luchador de la WWF, por una vez la versión castellana mejora el original- da lo que promete sin meterse en jardines innecesarios. A saber: acción. Nada de enardecidas filípicas reciclables en ulteriores montajes motivacionales, por ejemplo. Ni hablar. Acción pura, desenfadada y saludable. De hecho, suceden tantas cosas en sus poco más de cien minutos que incluso transmite cierta sensación de amontonamiento. Lo prefiero con mucho, no obstante, a esos trileros, de cuyo nombre no quiero acordarme, que con la mitad de argumento se sacan una trilogía de la manga- ¿verdad, Peter Jackson?... ¡Ups!
Kevin Macdonald- "The Last King of Scotland" (El último rey de Escocia, 2006)- firma una película evidentemente alimenticia. Su “Legión del águila” dimana el encantador tufillo de la serie B cuando está hecha con mimo. Y, no cabe duda, hay mucho cariño puesto en esta cinta, cuya factura artesanal, tan humilde como bien trabajada, remite a un tipo de cine abandonado hace ya demasiado.
Cabe reprocharle algunas incongruencias históricas, como la facilidad con que los romanos rompen su propia línea para enfrascarse en duelos individuales. Fueron precisamente el rigor táctico y una disciplina férrea- es decir, todo lo contrario- aquello que permitió a Roma dominar el orbe.
También parece discutible la elección del dúo protagónico. Porque el mastuerzo de Channing Tatum tiene de romano lo que yo de obispo. Y, para qué engañarnos, es un actor pésimo. Porque Jamie Bell- “Billy Elliot”, 2000-, en fin, no sé si seguirá queriendo bailar, pero resulta un temible guerrero britano tan decididamente inverosímil como el centurión de carrera encarnado por Channing Tatum.
En cualquier caso, “peccata minuta”- valga el latinajo- para una película que no defraudará a aquellos que, como yo, procuramos no pedirle peras al olmo.