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Spain Spain · Valencia
Carorpar rating:
6
Film noir Los Angeles, 1949. Ruthless, Brooklyn-born mob king Mickey Cohen (Sean Penn) runs the show in this town, reaping the ill-gotten gains from the drugs, the guns, the prostitutes and--if he has his way--every wire bet placed west of Chicago. And he does it all with the protection of not only his own paid goons, but also the police and the politicians who are under his control. It's enough to intimidate even the bravest, street-hardened ... [+]
Language of the review:
  • es
February 16, 2013
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Divertidísima historia de íntegros defensores de la ley, perversos mafiosos con pésima puntería y mujeres fatales que no lo son tanto- Emma Stone eleva a la categoría de dogma la popular sentencia que reza que "los pelirrojos son el precio que hay que pagar por las pelirrojas". Ñam-.
Ruben Fleischer había demostrado un sentido del ritmo y un desenfado admirables en "Zombieland", la cinta de su debut, rasgos aquellos que no sólo continúan presentes en esta película, sino que constituyen sus señas de identidad. De modo que a quien espere una tragedia shakespeareana en torno a la familia y la redención no me queda más que recomendarle la edición "30 Aniversario" de "El Padrino" en cuatro discos, a precio muy razonable. Y es que, mucho más próxima estéticamente al cómic que a los clásicos de los 40, "Gangster Squad" ofrece una generosa ración de chulería, tiros, carisma y huascas. Viene a ser, más o menos, lo que hubiera salido si un Tarantino con menos gusto por la caspa hubiera sustituido al grandilocuente De Palma al frente de "Los intocables de Elliot Ness". En resumen, una sanísima jarana que pasa en un suspiro, o, más bien, en un disparo.
Josh Brolin compone un rostro impenetrable y reparte hostias como panes. Ryan Gosling luce sonrisa socarrona y media docena larga de excelentes trajes a medida, definitivamente el Steve McQueen de nuestra generación- las semejanzas con "Los siete magníficos" no acaban ahí-. De un Sean Penn que se (re) interpreta a sí mismo más que al implacable Mickey Cohen, lo más prominente acaba siendo su nariz, pese a que el maquillaje proyecte sus arcos superciliares como cornisas barrocas. Del manierismo a la fotocopia en tres papeles. Bajo el ala del sombrero y un frondoso bigote se esconde el inconfundible T-1000 Robert Patrick, ni que decir tiene la alegría del reencuentro. La cuota de las minorías étnicas se cubre con unos Anthony Mackie y Michael Peña que de su hieratismo hacen profesional permanencia en un discreto segundo plano. El verdoso Giovanni Ribisi, como Sean Penn, también pasa de interpretar otro papel que no sea el de si mismo.
Carorpar
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