Intrascendente cinta de terror saturada de tópicos. Si el objetivo era provocar un par de sobresaltos facilones entre la audiencia resulta innegable que lo consigue. No obstante, tengo la sensación de que las ambiciones de los perpetradores de este bodrio rayaban a bastante más altura. O sea que, encima de mala, pretenciosa.
Los niños ojerosos, las casas encantadas y el material audiovisual de ultratumba están ya más pasados que Almodóvar. Con que tratar de sentar cátedra en base a dichas premisas denota una ceguera tanto comercial como fílmica ciertamente preocupantes. No se trata sólo de que todos y cada uno de los trillados recursos pretendidamente terroríficos de los que se echa mano estén más vistos que el TBO, es que además se reincide en ellos durante cerca de dos horas con obscena porfía- ¡que alguien encieda la luz y apague el cinexin, por el amor de Dios!-.
En cuanto al pérfido Marilyn Manson de pueblo que hace las veces de no se sabe bien qué, no queda sino recomendarle unirse a alguna banda tributo de los Kiss, o lavarse la cara y apuntarse al paro, que ya vamos teniendo una edad.
Ethan Hawke, por su parte, cubre el expediente con abnegada profesionalidad y compone un correcto escritorzuelo.Como ya es costumbre en películas de esta ralea, éste no escribe una línea en todo el metraje. Hace gala, eso sí, de una bonita colección de caro equipamiento "Apple", porque si te van a sodomizar los espíritus de tus vecinos, al menos que te pillen moderno. Con que, en cierto modo, se hace merecedor de (casi) todos sus males.
En fín, para qué decir más. Una perversa catarata de bosta humeante.