Uno es joven y el ineludible espacio-tiempo coloca los hechos en nuestra vida de un modo más o menos lógico, esto es, a la hora de fijarse en el interesante e inabarcable séptimo arte, un buen (proyecto) de cinéfilo opta, en la mayoría de los casos, por ejercer un visionado de films hacia atrás en el tiempo, desde momentos coetáneos hasta los más pretéritos (con alguna que otra excepción que viene a confirmar la regla). Este discurso inicial viene dado debido a que el que aquí escribe ha visto "El Hijo De La Novia" mucho antes que la película a tratar, condicionando sobremanera una sobre otra. Es muy complicado no recordar a un ya envejecido Héctor Alterio relatando la historia viva de un amor que es ya eterno en la mente de su amada (enferma de alzheimer), mientras permanece intacto en su recuerdo, dándole de nuevo vida con su voz y en el corazón de Ricardo Darín y en el nuestro. En aquella escena ya inolvidable esos taciturnos ojos azules parecen desear contar el modo más bello de haber vivido.

Meses después de esta sensación imborrable, nos encontramos a un Alterio recio y joven, encarnando a un comandante sin escrúpulos, comandado por los sentimientos más flamígeros posibles, tan contrarios a los anteriores. Digamos que cuesta asimilar tamaños dos cambios: de edad y de comportamiento. La abstracción del actor que debe efectuar nuestro cerebro es costosa, necesitamos adaptarnos a unas premisas mucho más beligerantes, pero ser capaces de ello nos proporcionará una historia más que correcta, que ayuda a relatar lo ocurrido en aquellos tiempos por la baja América. Alterio con el paso de los minutos gana empaque y su actuación raya a gran altura.

Película que se preocupa por contar algo con fidelidad más que con gracia, en ciertos momentos se puede volver tediosa, dicho sea de paso, sobre todo al inicio, pero no conviene desesperar. Los revolucionarios, el poder, el pueblo campesino... todos aparecen reflejados, de cualquier modo, y no siempre siguiendo comportamientos a los que ya estamos acostumbrados, surgiendo en este punto la empatía por unos personajes u otros. Cada uno debe sacar sus conclusiones acerca de las decisiones tomadas por cada bando, pudiendo generar opiniones de todo tipo. Ya es harina de otro costal la veracidad de los hechos, estamos suponiendo que ocurrieron así, no prejuzgamos ni sobreentendemos nada.

(sigue en spoiler por falta de espacio, incluyendo un leve comentario sobre el final)