Sigo prefiriendo la tercera entrega: mucho me temo que Cuarón si supo darle el tono que yo busco a la Saga Potter.

Afortunadamente, el Cáliz de Fuego es, probablemente, el mejor libro de J.K. Rowling, y eso se palpa en la película, demasiado larga a veces, demaisado corta otras... Hay tanto que contar, que algunas tramas las añoras o te saben a poco, otras se te eternizan y dejan de interesarte.

Pero, lo realmente mágico del filme, es ver a los jóvenes brujos chorreando hormonas por todos los poros, enfadados, revueltos, batallando y enamorándose por Hogwarts; sobretodo por que ya han rebasado el límite de la infancia y las próximas películas podrían (deberían) presentarse aun más góticas, turbias y misteriosas. De todas maneras, y volviendo cruelmente a la tercera entrega, sigue proyectando más "morbo" que ésta cuarta. Lástima que Cuarón no haya sido propuesto para el "Cáliz de Fuego", dado que en la Saga literaria es cuando más explota Rowling toda esa revolución hormonal, tanto en el sentido "erótico" como el personal de los protagonistas. Creo que él si hubiera sabido sacarles partido al atlético Krum, a la dulce Cho o a la seductora Fleur Delacour, con el consiguiente efecto dominó en los protagonistas.

Y hago una mención especial a la nariz-o a su ausencia- de Fiennes: un gran actor como él, excelente y guapísimo, haciendo de Voldemort... una alegría más para mi cuerpo.

Bienvenidos a los nuevos Harry, Ron y Hermione: su madurez me acerca más a ellos. Porque, aunque siga siendo una entrega para niños... Harry Potter ya lo está dejando.