La adaptación de M. Recatero resulta adecuada y la dirección de G. Pérez Puig sabe proporcionar un fino punto de picardía -entre la insinuación y lo ingenuo- para provechar al máximo las cualidades de una obra divertida
El texto de M. Mihura, como en tantas ocasiones, es chispeante, las situaciones se suceden con soltura y la trama acredita un pulso de ajustada precisión.

El argumento se plantea con la naturalidad de lo cotidiano y el espectador, sin apenas darse cuenta, se encuentra atrapado por el interés del enredo.
La pieza se desarrolla como un trasunto de comedia negra urdida con originalidad pero, sobre todo, con gran sentido del humor.
Y todo se resuelve con enorme eficacia, sin un desliz ni un paso en falso.

Magistral clase de interpretación por parte de todo el elenco.