La experiencia de crecer en una familia de clase media (alta) en América Latina es reflejada de manera magnífica en este filme. La mirada de adulto recordando aquellos años de la infancia y viéndolos a través de la figura de la empleada doméstica, quien da todo de ella y se integra a la familia, pero quien al mismo tiempo renuncia a su propia identidad y a su propia vida.
Una empleada que es parte y no es parte de la familia al mismo tiempo. Que vive una vida más holgada y alejada de las limitaciones económicas de su clase, pero que para aceptar ello debe renunciar a su individualidad y a su independencia.
La vida de una empleada marcada por el abuso en una sociedad de patriarcado, una vida que encuentra similitudes con el de la patrona, quien en manera diferente sufre también el abuso masculino.
Yalitza Aparicio es excepcional.
El filme presenta el contexto de manera excepcional, un México entre el retraso y el desarrollo, una ciudad agitada por la protesta estudiantil y un mundo que se debate entre lo tradicional y lo moderno.
Sino fuera por algunos excesos, el filme sería perfecto. Igualmente es una experiencia de primera, apoyada por una bella fotografía en blanco y negro.