Raras veces me convence el terror japo, hartito ya de niños azules, pelucas y ruidos guturales, pero lo he flipado con La cabina. Sencilla, sin apenas escenarios ni demasiados medios ni actores narra las vicisitudes de un locutor en su última noche de radio en un viejo edificio, en el embrujado-hay que ver lo que les gustan las maldiciones a los nipones-estudio 6.
Lo mejor: Su sencillez.
Lo peor: Realmente nada, es una muy buena peli de miedo.
Spoiler:
El fantasma del final, de la suicida, con sólo un movimiento de pupilas da más miedo que el resto de terror japo de los últimos años.