Empiezo a ver esta película con una predisposición muy positiva pues me la habían recomendado. Todo se esfumó y poco a poco y a medida que el director se iba recreando en largas tomas insustanciales, me fui irritando cada vez más, hasta que en un torbellino de ira me vi casi obligado a arrojar el televisor por la ventana y quemar el Dvd y todas las copias que existen de esta película.

Lo increíble fue que era tan pasmantemente soporífera que pensé que el director se habría reservado para el final, y que sería apoteósico y te dejaría el resto del día pensando...nada más lejos de la realidad. El final tan solo era la guinda de mierda para un pastel de heces.

En mi opinión lo único rescatable es el personaje del asesino caníbal, que no obstante el director se encarga (muy astutamente, en un intento por conseguir hacer la película más insoportable e irritante de la historia) de apenas mostrar.

No cerraría esta crítica sin hacer una mención especial a la banda sonora de Neil Young, sin ella, tan solo habría acabado la película mosqueado, gracias a él también conseguí un penetrante e incesante dolor de cabeza que duro todo el día. Vaya de la mano que tanto Jony Deep como Neil Young merecen todo mi respeto. Por ello no entiendo como consiguieron engañarles para tamaña ofensa al séptimo arte.

Sinceramente la película más odiosa que jamás he visto. No la recomendaría ni a mi peor enemigo. ¿Ok Sergio?