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Ratofante rating:
8
7.1
26,436
Drama
Four highschool teachers decide to embark on an experiment where they each sustain a certain level of alcohol intoxication during their everyday life, believing that all people in general would benefit from a bit higher Blood Alcohol Content. As a result, their working experiences are turned upside down.
Language of the review:
- es
May 27, 2021
5 of 7 users found this review helpful
Leí que un crítico descalificó la película diciendo que era "una experiencia frustrante y bastante confusa", y "que no deja de tropezar consigo misma". Acaso sin saberlo el crítico ha descrito a la perfección el estado de ebriedad.
Ya sabemos que, para ver una película de Vinterberg hay que dejarse inocular por la fatalidad. Porque el lenguaje de este director anula la negación que nos permite elevarnos con la tragedia, y nos abandona en una zozobra, que para colmo tiene un enunciado dramático siempre impecable.
Por eso, aunque algunos hemos vuelto a ver Festen (La celebración), ya que es una obra maestra de original perfección, pocos nos atrevemos a volver a ver Jagten (La Caza), porque su horror veraz nos invade sin contemplaciones. Y aunque no hayamos sido nunca perseguidos, no podemos evitar identificarnos.
Tampoco hace falta ser borrachos para sentirse identificados con Druk. Porque la premisa que da origen a la trama es tan caprichosa como cualquiera de nuestros caprichos, con lo que hunde en el lodo a los personajes de modo muy reconocible para cualquiera.
Druk no es ideológica. Ninguna buena ficción puede serlo. Una película no es un ensayo académico, ni un manual de autoayuda. Druk tampoco es verdad. Ninguna ficción que se precie puede decir eso de sí misma. Es en cambio verosímil, y de tal modo que asusta.
Ya sabemos que, para ver una película de Vinterberg hay que dejarse inocular por la fatalidad. Porque el lenguaje de este director anula la negación que nos permite elevarnos con la tragedia, y nos abandona en una zozobra, que para colmo tiene un enunciado dramático siempre impecable.
Por eso, aunque algunos hemos vuelto a ver Festen (La celebración), ya que es una obra maestra de original perfección, pocos nos atrevemos a volver a ver Jagten (La Caza), porque su horror veraz nos invade sin contemplaciones. Y aunque no hayamos sido nunca perseguidos, no podemos evitar identificarnos.
Tampoco hace falta ser borrachos para sentirse identificados con Druk. Porque la premisa que da origen a la trama es tan caprichosa como cualquiera de nuestros caprichos, con lo que hunde en el lodo a los personajes de modo muy reconocible para cualquiera.
Druk no es ideológica. Ninguna buena ficción puede serlo. Una película no es un ensayo académico, ni un manual de autoayuda. Druk tampoco es verdad. Ninguna ficción que se precie puede decir eso de sí misma. Es en cambio verosímil, y de tal modo que asusta.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Martin ha decidió concluir con la experiencia de borrachos controlados, y decide ir son su familia, siente recuperada a su esposa y siente más cercanos a sus hijos. Pero en la puerta observa el vaso que se le ha servido y se ha negado a beber. El diálogo siniestro entre Martin y el vaso ocurre durante tres o cuatro largos segundos silenciosos y atronadores.
Luego sabremos que nunca ha recuperado a su esposa, y más aún, que de hacerlo, el diálogo con el vaso no ha terminado.
Nadie que se crea honesto puede afirmar que no ha sido tentado y vencido por algo alguna vez. La malévola calidad de Vinterberg pone nuestras defensas en la picota.
Luego sabremos que nunca ha recuperado a su esposa, y más aún, que de hacerlo, el diálogo con el vaso no ha terminado.
Nadie que se crea honesto puede afirmar que no ha sido tentado y vencido por algo alguna vez. La malévola calidad de Vinterberg pone nuestras defensas en la picota.