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Spain Spain · Barcelona
zoquete rating:
9
Documentary The United States of America is notorious for its astronomical number of people killed by firearms for a developed nation without a civil war. With his signature sense of angry humour, activist filmmaker Michael Moore sets out to explore the roots of this bloodshed. In doing so, he learns that the conventional answers of easy availability of guns, violent national history, violent entertainment and even poverty are inadequate to explain ... [+]
Language of the review:
  • es
October 13, 2005
6 of 17 users found this review helpful
¿Qué ha sido eso?¿un cristal roto? ¿un crujido? ¿pisadas? ¿un jadeo?¡Ah, no! soy yo, incluso siento los latidos de mi corazón... ¿tengo un intruso en casa? Tenía que pasarme. No dejo de leer tragedias en el periódico, ¡y esas imágenes en televisión! No puede pasarme a mí. No se atreverán con mi familia. Sólo imaginarme al cerdo criminal bufando encima de... ¡No! No quiero ni pensarlo. Ojalá tuviera un arma, ¡ojalá pudiera mandarlo al infierno!

¿Quién no siente así? ¿Quién es tan cobarde e insensible para no desear proteger a los suyos de cualquier canalla capaz de asaltar una casa, violar e incluso asesinar?

Por eso existe en Estados Unidos la Segunda Enmienda (de la Declaración de los Derechos Civiles). “El derecho del pueblo de mantener y portar Armas [...]”. Uno de sus defensores fue Thomas Jefferson: “A ningún hombre libre se le debe impedir el uso de las armas”, “Las leyes que prohíben llevar armas... desarman solamente a aquellos que no están ni determinados ni predispuestos a cometer crímenes”.

El director Michael Moore, norteamericano mientras no se demuestre lo contrario, cuestiona el sagrado derecho a armarse que tanto caracteriza la cultura yanqui. No es una novedad. Moore tenía antecedentes de “rebeldía” con su primer documental “Roger & Me”, o en su posterior trabajo “The Big One”. Pero no sigamos recreando su ego, que para ello ya se basta la presente película.

Efectivamente. El director (entrevistador, presentador, narrador e incluso actor), nos presenta la dolorosa masacre protagonizada por dos adolescentes que acabaron con más de una docena de compañeros en Columbine de Littleton. Nos recuerda el crío de seis años que asesinó, premeditadamente, a su compañera de clase, en una escuela de Flint.

El cuadro de dolor se complementa con visitas a los grandes almacenes Kmart, donde se adquirió la munición empleada en Littleton, al portavoz de una empresa de mísiles, al célebre actor Charlton Heston y a otros defensores del disparo como práctica, responsabilidad, incluso deber popular. Tampoco faltan entrevistas con “incitadores” de tanta violencia como Marilyn Manson o Matt Stone (creador de “South Park”). Todo ello con un obsesivo tono de burla y ridiculización, casi insulto hacia los defensores de las armas.

Digámoslo ya. En cada fragmento del metraje se detecta la clara manipulación del autor, que tan pronto denuncia la inseguridad, las matanzas adolescentes, como la agresiva política de dominación estadounidense, derivándolo hacia un plan mediático para tenernos subyugados. Todo ello aderezado de pintorescos razonamientos como la influencia de los bolos, que da nombre al documental, y plagas de abejas africanas.

¿Miedo? Vean la película. Es imperativo. La discusión debe seguir.

Me vuelvo a imaginar en casa. Ese ruido... ¡qué tortura! Tengo las manos empapadas de sudor, pero llevo una 9 mm. ¡Me siento mejor! Ahí está. Veo su sombra... ¿qué hace? ¿qué lleva? ¡también está armado! ¡me apunta! ¡Nooooo!
zoquete
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