Halloween, más que una festividad, es un momento, una noche, unas sensaciones. Unas determinadas horas donde los espíritus piden juerga, y los nuestros se unen a sus voces para darles la marcha que requieren sus putrefactos cuerpos.
Así pues se montan fiestas donde se pierden tacones, se canta a viva voz por las calles un popurrí de ABBA o Queen y por arte de magia aparecen cubatas en tus manos. Gente disfrazada de Harry Potter o de animadora (paréntesis requerido para dar un toque a los jóvenes: Halloween no es carnaval, es una noche de terror, por favor, elijan trajes acordes a la noche de los muertos, no a la casa de la pradera), bastardos en pubs que cierran a las 3.30, pero que uno acaba terminando de juerga hasta las 6.30 AM.
Pero Halloween no está completo sin una película de terror.

Y este Halloween, la elegida ha sido "La Huérfana", producida por la compañía de Leonardo DiCaprio (Appian Way) y realizada por el catalán Jaume Collet-Serra.
Sin dejar de lado los tópicos de su género, se eleva por encima de la media de su género, con un argumento más atractivo y cuidado y un desarrollo trabajado y cumplidor.
Se consigue una buena ambientación y atmósfera sugerente, teniendo detalles tan notables como los cuadros de la niña protagonista o los secretos de la pareja, desvelados en parte pero no mostrados, sino dejando a la intuición del espectador que grado de magnitud tuvieron.
Isabelle Fuhrman se marca una grandiosa actuación, acentuada por la labor de maquillaje, descubriéndonos a una pequeña gran promesa del cine.
Sabe mantener la tensión y la atención del espectador, y eso para mí es suficiente para darle una buena nota.