Nos vuelven a vender a los héroes americanos y los volvemos a comprar. Hombres nobles y luchadores, dispuestos a arriesgar su vida por la patria y ante todo por sus compañeros, hombres e historias ya vistas en Black Hawk derribado o Salvar al soldado Ryan; y como en las anteriores uno de los puntos fuertes es su magnífica ambientación, temiendo el espectador la explosión de una bomba en la butaca de al lado en cualquier momento.
Pero sobre todo me gustó, me sorprendió y me pareció el toque digno de Eastwood, el otro lado de la historia, el negocio de la guerra, como ante todo la Administración busca la parte económica, el uso mercantilista de esos héroes, una mirada muy valiente que hace a esta película diferente de las demás aún siendo igual a ellas.
Así nos quedamos ansiosos a la espera de Cartas desde Iwo-Jima.