Tienes que aguantar alrededor de una media hora, para enfrentarte a la película que aguarda. Se ofrece la historia de un chico en apariencia normal, de esos que podrías encontrar por la calle, un lunes de mañana. Encaja perfectamente y se desarrolla sin las típicas estridencias de estos productos. Hasta que de pronto... La realidad brota y te estalla.

Aunque es la historia de un joven, el autor de la novela Tim Tharp, en la que se basa, desentraña ese tiempo distante que jamás aparece con la edad de Sutter.
Me hizo reflexionar sobre lo que vas edificando con veinte años, y esa manera como tramites tus futuros, que va a depender en gran medida, la evolución hasta que surja el momento del balance. Al final lo que cuenta y lo que queda es el grado de felicidad alcanzado, y el que mantengas cuando pasen esas décadas que te van alejando.

Solo la felicidad alcanzada, resulta al final, el expediente correcto.