Sus dos horas y media largas pueden parecer un lastre, como así lo reflejan algunas críticas. La primera hora se desliza muy veloz pese a la cadencia de su trama; que al estar provista de buen ritmo, dentro de su apariencia de construcción más clásica, queda compensada.

La complicidad con el espectador es constante, al entregar claves cuya veracidad debemos confirmar a medida que avanza. Es cierto que una parte se compone de escenas típicas de las novelas románticas, y no tanto por el comportamiento de los protagonistas, sino más bien por la escasa solidez de algunas situaciones que se encadenan de manera forzada.

Esben Smed, resulta un actor muy adecuado para interpretar al joven Per, asumiendo un comportamiento contradictorio, pues dota a su papel de cierto desarraigo y complejidad que pueden llegar a confundirnos, lo cual, evidentemente enriquece la historia.

Recomendable para quienes buscan ese cine de construcción más clásica, apoyado por un esquema actual.