Algunos ya han criticado con mucho criterio la poca base científica, matemática y coherencia de este film. Yo voy a obviar directamente este tema y me centraré en otro. Su nombre es Darren Aranfosky. A propósito de sus últimas películas más comerciales como Cisne Negro y el esperpéntico Noé, decidí ahondar en este director y ver sus óperas primas, su esencia y lo que en su origen el concebía como cine.

Tras un intenso estudio no consigo entender a santo de qué se le profesa tanta devoción a este neoyorkino con pretensiones psuedointelectuales que lo único que hace en sus películas son pataletas para llamar la atención en todo momento. Es como tener a un niño tirándote de la chaqueta todo el rato diciéndote "Papá papá, estoy aquí". Sus películas son insufribles de ver, agotadoras, extenuantes y dirás, es que pretende eso, pues si no eres capaz de conseguirlo con actuación ni guión, no me lo metas en vena con música perturbadora, escenas cícilicas y repetitivas y discursos con tintes filosóficos pero totalmente huecos. Esto va no sólo por Pi, que es su mayor ejemplo, Requiem por un Sueño pasará a la historia por esa banda sonora pero todo lo demás, salvo la vieja loca, es totalmente prescindible, hasta copia en forma al bueno de Boyle, parece un copy paste de Trainspotting pero sin ningún tipo de buen gusto.

Asombroso ver como semejante director puede hacerse un hueco a costa de música atronadora, tembleques de muñeca y un atosigamiento pseudopsicológico y visual que puede producirte un ataque epiléptico si no vas preparado.