Obertura wagneriana escrita por Nolan y su equipo. Se puede pensar que aunque la trilogía de Dark Knight, pudiera tener un hilo conductor común en futuras continuaciones, la incertidumbre frenó a su director para preparar conexiones argumentales. El éxito sólo se intuía, y esto hace que se nota en el guión un titubeo a la hora de crear una cohesión de obra magna(ese final abierto, que enseña la patita, tímidamente), a favor de una historia iniciatica ante todo, con un villano protocolario.

Nolan plantea un tratado sobre el miedo. El miedo en su más profunda y terrible acepción: la incertidumbre no aceptada. La alegoría de esa amenaza química, es la principal lucha que batman ha de interiorizar. Pues así es Batman, así se ha construido en manos de los múltiples guionistas que lo han constituido como icono del S.XX, como mito. La certeza de un héroe que lucha contra desequilibrados de "Arkhan asilum", cuando realmente, su batalla es contra su propia locura, de tipo con una capa, dando saltos por los tejados enfrentándose a un enemigo inacabable.

Por tanto Nolan, explora el nacimiento del héroe como una interpelación no al destino, sino hacía una dialéctica con la fatalidad ya provocada. La incertidumbre aceptada, su aprendizaje en esta película, es su fortaleza que le hará vencer a su adversario, pues éste (1), a pesar de que domina el miedo, incluso lo utiliza, nunca lo hará desaparecer. Batman antepone los valores de su moral a la incertidumbre, de tal manera que el destino es asumido, con la cuartada madura de que "se ha hecho lo que buenamente se ha podido".