Kevin Spacey ha llegado a una entente con el poder, llámese este CIA, fiscalía o como se quiera llamar. Ambos obtienen un beneficio: el poder limpia la policía, que se había vuelto ingobernable por lo corrupta, y de paso se pule a unos pocos delincuentes que siempre se le escurrían. Y Spacey obtiene carta blanca para pulirse a sus enemigos húngaros. Al poder le da igual, incluso le viene bien. Total, son una basura más.

De esa forma logra incluirse en la rueda de reconocimiento inicial sin despertar sospechas, pues tenía la coartada de conocer a uno de ellos. Y por eso, cuando Palmitieri viaja a Los Angeles siguiendo la pista, se encuentra con algo muy curioso. El fiscal ha soltado al único superviviente de un follón en el que han muerto docenas de personas. Lógico. El trabajo ha finalizado y cada uno sigue su camino. Para reforzar más este peregrino argumento que propongo: el comisario le dice a Palmitieri: este tipo está muy bien agarrao. Le protegen desde arriba.

Es que, cualquier otra interpretación no me gusta, no veo forma de sostenerla.