Concentrada y perfectamente llevable, Gordon construyó una comedia que al principio deja ver claramente sus intenciones de ligera denuncia. Es esa misma ligereza la que se encarga de borrar gradualmente las intenciones de denuncia para que el espectador pueda pasar a ver la verdad de la milanesa: mala uva, gags y momentos ocurrentes fluctuantes entre el remate refritado y el bienvenido desconcierto.

Están todos bien, bien ajustados. Quizás Jennifer resalta un poco más, pero ella ya manejaba la ironía en Friends: su actuación no salió de una repentina musa inspiradora sino de un conocimiento previo que se repartía en todo el elenco de aquella serie. Ahora ella pudo concentrar lo aprendido y hacerlo perfectamente llevable. Los demás entran y salen de foco con montajes abruptos e intermitentes juegos de palabras. O sea, el montaje de Como acabar con tu jefe lleva la cruz y la carga definitiva.

El humor es como la peli: RE CINÉFILO. Con mención de por lo menos diez clásicos se ha notado y mucho que Gordon y sus secuaces la tenían clara a la hora de provocar la risa. Se observan distintos tipos de metodología para ello, pero no quiero extenderme porque puede volverse aburrido.
Algo que en esta peli sería sencillamente imperdonable.