Histriónico, atropellado, exagerado. Le gustan las muecas, el brillo de las cámaras sobre su rostro, el one-show-man: es Jim, y no se averguenza de ser lo que es, lo confiesa, lo hace visible. Tan fuerte como desmadrada es su presencia que las pelis actúan para el, razón por la cual muchas suelen perderse en el camino. Mentiroso sigue una linea y no la pierde, a diferencia de Carrey, que se esmera en perder la línea.

Una maldición infantil, proveniente de su propio hijo, hacen que este abogado del exceso y de la deshonestidad de pronto, y por 24 horas, no pueda mentir. Peli para chicos, aunque se la puede disfrutar desde cualquier edad, la obra de Shadyac no pisa tierra porque su actor protagónico se maneja siempre en los tonos agudos, altos. Tenemos finalmente un producto entretenido, de risas garantizadas sobre un argumento simple y tratado de manera convencional. Una historia que se rie de si misma, se rie del espectador, esta hecha para la risa perpetua. Tanta es su devoción por la risa, que después de terminar la peli hasta se da el lujo de seguir y seguir...