Every home should have one (El eroticón), es una película dirigida por Jim Clark en 1970. Si bien su realización se ajusta cercana a la decena, como editor es autor reconocido con una cuarentena larga de películas entre las cuales The innocents, Marathon man, o Vera Drake, obteniendo reconocimiento internacional por su trabajo en ese campo reflejado en nominaciones y premios de La Academia y los BAFTA entre otros.

Formado inicialmente en series de televión junto a John Cleese y Graham Chapman y otros grandes humoristas de la época, Marty Feldman logró su propia serie de televión (It’s Marty) en 1968, tras lo cual se embarcó en su carrera cinematográfica consiguiendo durante algo más de una década dejar para la posteridad su manera de entender el humor inglés en títulos como El hermano más listo de Sherlock Holmes, La última locura, Slapstick, El jovencito Frankenstein o, el interesante metraje que nos ocupa perteneciente a su primer periodo cinematográfico y del que es guionista junto a Denis Norden y Barry Took sobre el argumento de Herbert Kretzmer acompañado por la música de John Cameron y la fotografía de Kent Hodges.

El guión plantea el gran problema que supone no vender un producto en el mercado, no tentar al consumo, no atraer la atención, peligrando la situación creativa de la empresa publicitaria para la que trabaja Teddy (Marty Feldman). En un golpe de suerte nuestro creativo redirige la situación tras vivir alguna situación de tipo familiar convirtiéndose en el hilo conductor de la nueva orientación comercial. El Problema para Teddy es Liz (Judy Cornwell) su querida esposa junto a un grupo de conservadores moralistas que luchan por preservar las buenas costumbres en la televisión por medio de la ética y el recato. El conflicto está servido.

Un continuado enfrentamiento entre moralistas y publicitarios se lleva hasta el mismo corazón de la televión generando la confrontación que reflejará finalmente el estado de los verdaderos intereses ocultos de los moralistas encabezados por el reverendo Geoffrey Mellish (Dinsdale Landen) frente a quienes defensa utilizar el sexo como imagen y gancho para vender el producto causante de tanta controversia dilucidada en un juicio en el que la respuesta a una falsa acusación sobre la doncella Inga (Julie Ege) la aportará el pequeño Richard (Garry Miller) en una alocada comedia bañada por la ironía tan sabiamente trabajada en el cine inglés repleto de actores que como Marty Feldman han recurrido exitosamente al humor negro y la retórica humorística de larga tradición entre los cuales, Peter Sellers, Rowan Atkinson, los componentes de los Monty Python o series como Benny Hill Los Roper, Caída y auge de Reginald Perry o Little Britain.