Neil siempre o casi siempre es sinónimo de polémica, ya lo hizo con Desayuno en Plutón y después con La extraña que hay en ti y en esta ocasión ni iba a ser la excepción. Pero el simple hecho de que su pre estreno fuera en televisión deja entrever que puede tener ciertas carencias.

Una vez vista la sensación que deja, es de haber dejado una buena idea irse por los mares de lo poético sin haber exprimido más el jugo de lo dramático.

La trama resulta muy interesante, con una atmósfera muy controlada y con una estética negra muy singular, que hace que desde en un principio prestemos mucha atención a lo que nos están contando, ya que se prevé un desarrollo de los acontecimientos frenético y es en esos primeros compases donde pueden estar las respuestas a futuras preguntas, pero una vez pasada esa barrera de sugestión controlada el trascurso de la historia sigue esa misma linea que no termina despegar, llevándose consigo cierto interés por parte del espectador hacía una historia cada vez más inverosímil , ya que va preparando el terreno para algo que no llega y que cuando parece que remonta, la historia está medio terminada, habiendo perdido demasiado tiempo en la recreación de unos acontecimientos, adornándolos con un toque poético y estético aceptable pero invirtiendo poco en la creación y evolución de una historia que podría haber estado mucho mejor contada.
Por otro lado tenemos a sus protagonistas, de las cuales se puede decir que Gemma Arterton es el personaje tópico de la película y todo lo que ella aporta esta sujeto a un alto grado de predecibilidad alto , y por su lado opuesto tenemos a Saoirse Ronan que realiza un trabajo un poco forzado, dejando a su personaje en un lugar de dudosa reputación.

Como conclusión se puede decir que se trata de una película para los amantes de las buenas palabras, que buscan más lo estético y poético y no recomendada para quienes busquen en ella algo de terror, ya que si hay algo de lo que carezca en demasía en de eso mismo.

Lo mejor: La elegancia de la propuesta
Lo peor : No haberla hecho más oscura.