August 4, 2011
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El histrionismo de Nicholson se pone al servicio de un obsesivo compulsivo en esta película. Resultado: la comedia más divertida que he visto en años. La escena introductoria con el perro es clásica y sirve de aperitivo para el torrente de carcajadas que se avecina.
Conmovedora y rídicula hasta la médula (en el buen sentido de la palabra), es la prueba de que una comedia no precisa de chistes ni tópicos fáciles para enganchar al espectador. Las interpretaciones no son menos destacables.
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