No soy un asiduo a las comedias románticas con toques melodramáticos, pero al ver la película no me ha quedado ese sabor agridulce fruto de un film sin sentido. Los dos personajes te hacen (a pesar de algunos diálogos estúpidos) pasar un buen rato, quizás por el mero hecho de basarse en una situación real, donde el señor Gyllenhaal representa a un holding que mueve miles de millones y con un futuro prometedor con sede en Chicago y Hathaway (increiblemente seductora con una sonrisa que abarca toda la pantalla) representa a todo aquello en lo que no debes mezclarte si quieres triunfar en ese mundillo de falsedades e hipocresías. El amor gana la batalla, pero por cuanto tiempo?...