Veo "Calvary" la segunda película irlandesa que dirige John Michael McDonagh -quien es también autor del guión-, acerca de la fe, del dolor cotidiano, de la esperanza y del perdón. Así, con un primer comienzo impactante (en el interior del confesionario, un invisible feligrés que sufrió en su infancia abusos sexuales de otro párroco, amenaza de muerte al inocente sacerdote, especificando que será el próximo domingo, en la playa, cuando lo mate) y tomando esa situación de suspense como referente en la narración, el realizador, con una bellísima banda sonora, una clara fotografía del condado de Sligo, muchos planos nadir centrados en los detalles, grandes silencios, una extraordinaria actuación de Brendan Gleeson, unos diálogos brillantes y una correcta elección de secundarios (que dan vida a una pequeña comunidad de seres agnósticos, críticos y dañados: la adúltera, el rico, el viejo sólo, el joven despistado, la hija del cura,...y que, a pesar de representar conocidos clichés, permiten al director reflexionar sobre los más variados temas), elabora un comprometedor film acerca de la pena, la culpa y el arrepentimiento.