Ojalá todas las películas tuviesen la capacidad de entretener con la intensidad dramática y la sorpresa de 50/50. Quizás caiga en alguno de los tópicos del cine romántico, del cine de colegas o del cine de superación de enfermedades, pero cae en esos tópicos con la intención de acercar la película al espectador para luego romper los esquemas y dar una nueva visión de lo que entendemos por comedia adulta. El dúo Joseph Gordon-Levitt (un portento de actor) y Seth Rogen funciona a la perfección como el enfermo terminal y su alter-ego Pepito Grillo (que rebaja la carga dramática). El resto de actores también se mueven con facilidad por un ingenioso guión repleto de buenas escenas e inteligentes diálogos. No es que sea una obra maestra, tampoco es cine de autor, es cine comercial (rozando el independiente) pero con una capacidad de, desde la ingenuidad, tratar al espectador como un adulto, sorprenderle y emocionarle, incluso hacerle reír... Totalmente recomendable incluso para aquellos que huyen de las comedias sensibleras.