Un misterioso paquete llega a la oficina de Susan Morrow (Amy Adams), una artista que trabaja en una galería de arte, en este se encuentra una novela escrita por Edward (Jake Gyllenhaal), su exesposo. La protagonista se mete de lleno en la lectura, tanto por lo buena que es, como por la lejanía de su actual esposo, Hutton (Armie Hammer), un encantador hombre de negocios que está en un viaje cerrando una transacción.

Segundo largometraje del diseñador de modas Tom Ford, quien también realizó el guion basándose en la novela Tony and Susan (1993) del escritor neoyorkino Austin Wright. Ford irrumpe con una tremenda introducción de alto impacto visual, para posteriormente iniciar el entramado del film que se desborda hasta a tres líneas paralelas. La primera es el presente, con Susan leyendo la novela; la segunda, donde se materializan los eventos acontecidos en dicho texto; y una tercera, donde se ahonda en la relación pasada entre ella y Edward.

Con un excelente manejo del lenguaje cinematográfico, el director logra amarrar muy bien cada una de estas tres dimensiones, sutilmente va realizando conexiones entre el pasado, el presente y la ficción, tanto en lo argumental, como en lo visual y en sonidos. Las transiciones son una delicia que evidencia un gran trabajo de dirección y montaje, este apartado a cargo de Joan Sobel.

En esta ficción novelesca se gestan los dos personajes que generan más conmoción, y a su vez, los más brutales del largometraje, Ray Marcus (Aaron Taylor-Johnson), un criminal despiadado, y Bobby Andes (Michael Shannon), un investigador policial que hará todo lo posible porque haya justicia. Ambos de hecho presentan las mejores interpretaciones, aunque en general todo el elenco está soberbio.

Nocturnal Animals es una propuesta sumamente interesante, estas tres líneas permiten abordar distintos géneros, un drama de pareja, un crimen, suspense y en algunos momentos un thriller psicológico. La ya mencionada forma en como la narración se presenta, le da gran fluidez al relato, gracias precisamente a lo bien estructurada que está, de lo contrario, el caos podría reinar, además esta forma hace que se genere mucha expectativa.

El argumento teje una enorme gesta reivindicativa y de venganza, el paso (y la demostración) de la debilidad a la fuerza, pero no únicamente con lo que se presenta en la ficción, no es tan obvio ni torpe (a fin de cuentas es una ficción), es la demostración de poder hacer y presentar lo que Edward consigue en su novela, una historia de mucho interés, de un gran impacto y una fortaleza tremenda.

Todo le sale perfecto porque la situación actual de Susan, hace que hurgue aún más en la herida que se va abriendo con cada página leída, y que finalmente busca subsanar en el esperado desenlace, que termina y resulta ser desesperanzador y triste para un personaje, pero la culminación y el éxtasis para otro que demuestra la fuerza adquirida y el cumplimiento de su sueño.