Película basada en hechos reales que relata la aventura, particularmente llena de desventuras, de la expedición que partió en 1560 a cargo de Gonzalo Pizarro (Alejandro Repullés) en búsqueda de la tierra de El Dorado, sin embargo, a medio camino el conquistador decide dividir en dos a los hombres, mientras ellos esperan, el otro grupo irá río abajo en busca de tan preciado lugar.

Es así como la nueva expedición al mando de Pedro de Ursúa (Ruy Guerra) se embarca y comienzan su trayecto, en ese punto emerge la figura de Lope de Aguirre (Klaus Kinski), un explorador que cegado por la avaricia cometerá cualquier cantidad de atrocidades entre sus pares para seguir adelante con tal misión.

De este modo Herzog se sirve de un contexto sumamente interesante, como es el de la conquista de América, para montar una obra donde la avaricia, la locura y la traición son el punto primordial. Consiguiendo un film realista, impactante en su desarrollo, además con claras tendencias documentalistas, cuestión que no es de extrañar en el realizador alemán.

La película se sirve de una enorme actuación de Klaus Kinski, uno de los puntos más altos en un film que pareciera no tener defectos, se puede pensar que es una obra pequeña, en el sentido que no es tan grandilocuente en su puesta en escena, siendo claro que es complicado y costoso grabar en tales condiciones.

Aclaro que esto no es un punto en contra, para nada, puesto que la grandilocuencia se muestra en la locura de Aguirre, su necedad de seguir adelante a pesar del sinnúmero de inconvenientes que tienen, la falta de alimentos, el ataque de los indígenas, las traiciones, y básicamente que se encuentran en una misión sin pies ni cabeza.

Otro punto a rescatar es la música, no muy constante a lo largo del film, de hecho se muestra solo en ciertos momentos, pero que llena de misticismo las imágenes que acompaña. Tremenda película, que es una clara muestra de lo que fue el saqueo y la avaricia de los conquistadores españoles en tierras americanas.