November 28, 2016
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Abbas Kiarostami presenta una historia basada en hechos reales mediante un formato de “docuficción” (ya explicaré el término), una obra que da como resultado dos ideas muy claras, por un lado lo fantástica que resulta ser en su contenido, donde se construye un drama bastante efectivo, por otro, un film que desborda humanismo y ofrece redención.
Hossain Sabzian es un hombre que se hace pasar por Mohsen Makhmalbaf, un director de cine quien para entonces ya tenía cierto nombre en su país natal, habiendo tenido mucho éxito con su film Bicycleran (El ciclista, 1987), en la actualidad se ha consolidado a nivel internacional con varios premios en festivales alrededor del orbe.
El falso Makhmalbaf engaña a una familia y con el timo de que va a filmar su nueva película en la casa de ellos, les saca un poco dinero. Posteriormente al descubrirse el engaño, comienza un proceso judicial contra Sabzian.
El largometraje es documental porque presenta una construcción propia de este género, entrevistas, aparición del director y tomas del juicio. Pero cuando se habla de la reconstrucción de los hechos, es donde el film se vuelve ficcional, estos hechos Kiarostami los representa con todos los mismos involucrados en los escenarios reales.
Esta es una maravilla que por obvias razones no siempre se puede realizar, de ahí la película se vuelve relevante, con una secuencia final de gran impacto. Es importante recalcar este sentido de ser alguien que tiene Sabzian, un hombre pobre, incluso abandonado por su esposa, por dicha situación, además, el amor que demuestra por el cine, ¿o es eso también una actuación?
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