Difícilmente erren estos hermanos: Joel y Ethan Coen. No parece que haya temática que los inhiba, al contrario, sus planteos son desafiantes hasta para aquellos que ni siquiera se habían planteado ver este tipo de película como en mi caso. Desde el 1ero de los 6 episodios empecé por sonreír con un humor negro, gris, rojo, amarillo y otros tonos según el gusto personal de cada uno, para seguir con dramas que a priori no se percibe si realmente lo son o terminarán en una catarata de burlas e ironías. Todos se adueñan enseguida de la atención del espectador entre varios motivos por cuanto mezclan lo clásico de los viejos westerns con pinceladas satíricas, y sorprendentes. Ahí está el atractivo de esta cinta, casualmente en la heterogeneidad de sus seis planteos a modo de episodios que nada tiene de relación uno con el otro. Seis muestras de ingenio y creatividad desde lo más simple. Hay paisaje y hermosa fotografía, hay actuaciones muy buenas, hay filosofía en diálogos, hay acción, hay amor insinuante, hay humor y hay drama, y no hay manera de perder la atención.