Aviso importante: abstenerse todos/as aquellos/as que vayan con ganas a ver esta película de Clint y crean que van a ver al tipo duro que encuentran siempre con esa agresividad, frialdad y excesiva masculinidad que suele ofrecernos en sus interpretaciones, porque no verán nada de eso. Y así ha sido, en esta nueva obra del director y una vez más el protagonista, esta vez veremos su lado más elegante y sentimental, ese paternalismo tierno que hemos encontrado en otras ocasiones, pero brevemente en mi opinión y que a mi al menos me dejó con ganas de más, aquí saca el alma de cowboy que posee y se le da de miedo porque se luce en todas sus vertientes, saca a paseo su esencia más pura y además para más misterio le sale también ese lado de caballero con clase que tiene, en resumen, su auténtica esencia americana pero sin olvidarnos de su sentido del humor que tanto nos gusta a sus fans.
La historia no se priva de la buena acción, sí que es más pausada y a un ritmo más sosegado pero hay acción y los protagonistas se ven envueltos en conflictos hasta cumplir su objetivo final, la cuestión es que no hay excesivos extremismos y supongo que para algunos encontrarán una película más del domingo por la tarde sin centrarse en la calidad de las interpretaciones y de la buena historia que existe entre estas líneas que no nos tiene acostumbrados este director, pero para mi hay más calidad en esto que en las típicas de sus inicios, yo disfruté de sus diálogos, disfruté de la relación con el chico y de como va creciendo una entrañable amistad entre ambos, de esos comentarios sarcásticos que definen a Clint tan propios de su humor que siempre te hacen reír y de las historias a las que ambos se involucran hasta la meta final, porque no buscaba excesos ni tenía expectativas formadas, porque a esta película hay que ir sin expectativas y dejarse llevar, disfrutar de lo bonito que representa en vez de lo superficial y la idea general.
¿Es recomendable? sí, por supuesto, pero para aquellos que saben apreciar la calidad y no la cantidad ni los extremos más superfluos ni las grandilocuencias.