Tras el 11-S ninguna película relacionada directa o indirectamente con esa macabra fecha había tenido todo lo que se requería. Unas no habían estado lo suficientemente acertadas; otras quizá no consiguieron la repercusión necesaria. Hasta la llegada de Kathryn Bigelow y su "noche más oscura". Bigelow nos lleva cogidos de la mano de la maravillosa Jessica Chastain para contarnos, con la mayor fidelidad posible, cómo fue la búsqueda y caza final de la que entonces era la persona más perseguida del planeta.
Desde la sobriedad y con toda la imparcialidad de la que es capaz, evitando caer en la tentación de la sensiblería barata y coqueteando en diversos momentos con el docudrama, sabe transmitirnos todo el proceso desde su inicio, la frustración de las pistas y las ocasiones fallidas y cómo no, toda esa tensión que se acumula en la parte final que no por conocida resulta menos sobrecogedora. Somos cómplices del ansia de encontrar a la presa y, aunque ésta se hace de rogar, la espera merece la pena.