Dirigida por Ferran Adrià y con Bibi Andersen en el reparto, poco se podía esperar de este engendro audiovisual. Es maligna. Es insípida. Es una oda al mal hacer. Es carcha. Es cucha. Es un estercolero de celuloide oxidado.

Esto lo he sacado de El Mundo:
"Según ha indicado Sánchez-Gijón en rueda de prensa, el guión le resultó "perturbador", por el hecho de que su personaje dijera que no podía amar a su propio hijo. "Ella lo que hace es afrontar un viaje de redención", ha explicado, al tiempo que ha matizado que le gustó mucho ir a rodar a Noruega, donde han estado sometidos a unas condiciones climatológicas extremas"

Sí, bueno, a Ulloa le han tenido que amputar dos dedos del pie por congelación, no te jode.

Hay un hombre de hielo, un falo, un culo gordo, un niño gordo, una muerte, un incesto, un viaje a Asturias, una lesbiana... hay un poco de todo. O de todo un poco. O de todo a cien, porque te pasas el metraje entero por la indiferencia genital. No te llega a incomodar ni un segundo. No emociona, ni sorprende, ni entretiene, casi ni aburre, ni relajan sus paisajes nevados. Es una bazofia inhumana. Es una blasfemia al valor de la vida terrestre, un escupitajo en la cara, una patada en el vientre. Es peor que el escorbuto. Es malaria pura.

Por otro lado a uno ya selempiezan a llenar las bolas de ver a nuestros actores doblándose a sí mismos, demostrando que ni saben actuar ni saben doblar.