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RaulGarrigós rating:
8
Thriller. Action Max (Jamie Foxx) has lived the mundane life of a cab driver for 12 years. The faces have come and gone from his rearview mirror, people and places he’s long since forgotten… until tonight. Vincent (Tom Cruise) is a contract killer. When an offshore narcotrafficking cartel learns they’re about to be indicted by a federal grand jury, they mount an operation to kill the key witnesses, and the last stage is tonight. Tonight, Vincent arrived ... [+]
Language of the review:
  • es
October 31, 2016
7 of 7 users found this review helpful
Lo mejor: El equilibro entre los personajes de Tom Cruise y Jamie Foxx
Lo peor: Pequeñas concesiones que hay que darle al guion

‘Collateral’ es una película que respira Los Angeles por todos sus poros. Las películas basadas en Los Angeles suelen tener como elemento en común el crimen y una cierta estética. Grandes avenidas casi desiertas se entremezclan con callejones cuchumbrosos y ghettos latinos. Todo bajo un sol ardiente y anaranjado. Aunque ‘Collateral’ sea una película que sucede enteramente de noche, uno puede percibir el calor sofocante de Los Angeles en la fotografía. Los Angeles, ciudad espaciosa pero angustiosa a la vez, se convierte pues en el mejor escenario para una película como ‘Collateral’, en la que la presión ejerce un papel liberalizador.
La película parte de una premisa muy interesante: un taxista se convierte en el chófer de un asesino a sueldo. Pero no se queda aquí. Como si de una jam session de jazz se tratase, la película improvisa con una gran genialidad, sorprendiendo con cada nota, con cada golpe, manteniendo un ritmo lento pero firme que se acelera por momentos. Cuando más engancha la película no es en las secuencias de acción (controladas dentro de su frenesí), sino cuando Max (Jamie Foxx) y Vincent (Tom Cruise) conversan en el taxi. Al haber visto ‘Collateral’ después de la 1ª temporada de ‘True Detective’ es inevitable recordar esas conversaciones nihilistas entre Rust y Marty. En ‘Collateral’ se ahonda también en la filosofía más diaria, con dos estados vitales encarnados en Max y Vincent. En este aspecto la película es redonda puesto que todos los diálogos están ligados dentro de un aparente caos. En otros aspectos hay que hacer concesiones al guion para no restarle credibilidad. Pero no importa. Las interpretaciones, el simbolismo y la fotografía aúpan la película lo suficiente como para perdonar ciertos agujeros.
RaulGarrigós
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