Dos palabras bastan a cualquier mediano aficionado al western para saber que, cuando en el género se habla de "la Leyenda", nos estamos siempre refiriendo a Billy el Niño. Se presente bajo el nombre que se presente: historia, verdadera historia, leyenda, réquiem, nuevas investigaciones, con solo su nombre o con el de su matador Patt Garret, sin contar otros muchos títulos que no lo mencionan para nada y lo tienen como protagonista. Es igual, no hay otro personaje en el legendario Oeste más mitificado que este William Henry Bonney, que murió con apenas 21 cargando sobre sus espaldas con muchas muertes que seguramente no cometió.
¿Pero, cuándo ha importado esta circunstancia en EEUU? Joven país siempre dispuesto a elevar al Olimpo a sus hijos más famosos. Aunque la fama la alcancen a base de asesinatos. En esto, por cierto, tampoco se diferencian tanto del Viejo Mundo, que también tiene su buena colección de malvados famosos.
Nos encontramos pues ante una nueva versión de la historia, contada seguramente con más amenidad que fidelidad a los hechos reales. Buena ambientación, correctas interpretaciones (Murphy incluido en el papel de Billy), también de los secundarios, somero análisis de las personalidades pues no se profundiza gran cosa (Billy aparte), abundantes escenas de acción bien rodadas que mantienen la atención del espectador y un metraje adecuado a la historia que se cuenta.
Como ya se ha apuntado, lo más flojo es el romance amoroso que se mete forzando mucho las situaciones. Uno no se imagina a Billy, el terror de la "guerra del condado de Lincoln", "encandilado" con las sonatas al piano de Irene Kane (Storn).
En resumen, una cinta entretenida que muestra otra visión diferente de los hechos acaecidos hace ya más de 140 años pero que siguen llamando la atención de guionistas y directores cinematográficos. Recomendable.