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Ro_Sauron rating:
3
6.6
687
Drama
Imagine enjoying a coffee. Now imagine having a coffee and transforming your mood, forgetting all that has happened previously, resetting yourself to be able to move on to what you are going to do next. It may only be a short time, but this coffee time is a treasure that imbues these benefits. 2003, Tokyo. A part of a residential neighborhood where the tramcars still run. Freelance writer Yoko (Yo Hitoto) has just returned from Taiwan ... [+]
Language of the review:
- es
August 9, 2012
9 of 16 users found this review helpful
Ya había escrito una crítica sobre esta película. Pero teniendo en cuenta que la vi en el 2005 he pensado que quizás he sido muy cruel y debería darle otra oportunidad.
Así que hoy mismo la he vuelto a ver y me ha convencido. He decidido pasar mi puntuación de un 1 a un 3.
Paso directamente al spoiler.
Aunque realmente esta película- a pesar de ser de un suspense tremendo- carece de spoiler.
Así que hoy mismo la he vuelto a ver y me ha convencido. He decidido pasar mi puntuación de un 1 a un 3.
Paso directamente al spoiler.
Aunque realmente esta película- a pesar de ser de un suspense tremendo- carece de spoiler.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Veréis:
Yoko Inoue es una chica que vive sola en una casa con una cocina, un baño y un habitáculo en el que come, duerme, lee libros chungos y habla por teléfono. Sus palabras favoritas son "moshi-moshi" y "oe".
Aprovecho y os traduzco la onomatopeya "oe": sí, vale, hola, claro, ya, por supuesto que sí.
Acaba de volver de Taiwan, donde su novio la ha dejado preñada. Ella dice que quiere criar al niño sola por dos razones: el novio tiene complejo de Edipo y vive con su madre, y si ella se casa con él ambos la obligarán a ayudarles con su negocio familiar. Se dedican a vender paraguas. Sí. Paraguas. "¿Esos paraguas de ahí son suyos?" señala su madre. "Oe". "¿Y también esa sombrilla?" "Oe".
Por eso Yoko tiene dos paraguas y una sombrilla en su habitáculo. Y por eso también se dedica a prestar paraguas a gente desconocida.
Yoko tiene un amigo psicópata: Hajime, interpretado por Tadanobu Asano. No es que Tadanobu no sepa actuar. Es que su personaje no sabe vivir.
Se dedica a grabar sonidos de trenes y se dibuja a sí mismo rodeado de trenes, porque "ellos son su matriz". Ha coloreado el fondo del dibujo de rojo oscuro, porque dice que es sangre. Yoko le pregunta si es suya. Él le contesta a lo gallego: "¿Mi sangre es roja?". Yoko le responde "Hhm" (Sí)(Hhm tiene el mismo valor que "oe"). Hajime dice: "Entonces tendré que cambiarlo de color".
La madre de Yoko la abandonó cuando era niña lo cual añadido a su embarazo ha hecho que vuelva a revivir el pasado y sueñe muchas veces con su madre y bebés deformes. Hajime le dice que algunos cuentos europeos hablan de bebés robados por duendes, sugiriéndole que a lo mejor un duende se lleva a su bebé, lo cual es lo más lógico del mundo.
Aún así Yoko quiere mucho a su madre adoptiva, que es muy agradecida. Cuando la vecina les presta una botella de sake y un vaso, Hou Hsiao Hsien le dedica 5 minutos de escena para que quepan las 500 reverencias de agradecimiento.
Yoko está haciendo una investigación para encontrar las huellas del compositor taiwanés Jiang Wen-Ye en Japón. Como curiosidad añado que su mujer y su hija aparecen en la película.
Según Yoko cuando entrevista al dueño de una librería : "debió de pasar por aquí hace 40 o 60 años". A lo que el hombre le contesta que no tiene ni idea. Viendo este dato me resulta imposible conectar la búsqueda de los lugares comunes de este compositor con el recuerdo de su madre. Me parece relacionar el tocino con la velocidad, francamente.
Si me pongo gafapasta podría decir que Hajime, el amigo psicópata de Yoko, es como la representación del feto de Yoko en su matriz. Rodeado de trenes, expectante. Trenes, muchos trenes.
No veo en esta película el retrato de una generación en busca de su identidad. Lo que veo es el reflejo de una ENFERMEDAD COLECTIVA que convierte a los japoneses en completos discapacitados para socializar de forma natural, incluso entre sus propios congéneres.
No tengo nada más que decir.
Bueno, sí. Amalgama.
Yoko Inoue es una chica que vive sola en una casa con una cocina, un baño y un habitáculo en el que come, duerme, lee libros chungos y habla por teléfono. Sus palabras favoritas son "moshi-moshi" y "oe".
Aprovecho y os traduzco la onomatopeya "oe": sí, vale, hola, claro, ya, por supuesto que sí.
Acaba de volver de Taiwan, donde su novio la ha dejado preñada. Ella dice que quiere criar al niño sola por dos razones: el novio tiene complejo de Edipo y vive con su madre, y si ella se casa con él ambos la obligarán a ayudarles con su negocio familiar. Se dedican a vender paraguas. Sí. Paraguas. "¿Esos paraguas de ahí son suyos?" señala su madre. "Oe". "¿Y también esa sombrilla?" "Oe".
Por eso Yoko tiene dos paraguas y una sombrilla en su habitáculo. Y por eso también se dedica a prestar paraguas a gente desconocida.
Yoko tiene un amigo psicópata: Hajime, interpretado por Tadanobu Asano. No es que Tadanobu no sepa actuar. Es que su personaje no sabe vivir.
Se dedica a grabar sonidos de trenes y se dibuja a sí mismo rodeado de trenes, porque "ellos son su matriz". Ha coloreado el fondo del dibujo de rojo oscuro, porque dice que es sangre. Yoko le pregunta si es suya. Él le contesta a lo gallego: "¿Mi sangre es roja?". Yoko le responde "Hhm" (Sí)(Hhm tiene el mismo valor que "oe"). Hajime dice: "Entonces tendré que cambiarlo de color".
La madre de Yoko la abandonó cuando era niña lo cual añadido a su embarazo ha hecho que vuelva a revivir el pasado y sueñe muchas veces con su madre y bebés deformes. Hajime le dice que algunos cuentos europeos hablan de bebés robados por duendes, sugiriéndole que a lo mejor un duende se lleva a su bebé, lo cual es lo más lógico del mundo.
Aún así Yoko quiere mucho a su madre adoptiva, que es muy agradecida. Cuando la vecina les presta una botella de sake y un vaso, Hou Hsiao Hsien le dedica 5 minutos de escena para que quepan las 500 reverencias de agradecimiento.
Yoko está haciendo una investigación para encontrar las huellas del compositor taiwanés Jiang Wen-Ye en Japón. Como curiosidad añado que su mujer y su hija aparecen en la película.
Según Yoko cuando entrevista al dueño de una librería : "debió de pasar por aquí hace 40 o 60 años". A lo que el hombre le contesta que no tiene ni idea. Viendo este dato me resulta imposible conectar la búsqueda de los lugares comunes de este compositor con el recuerdo de su madre. Me parece relacionar el tocino con la velocidad, francamente.
Si me pongo gafapasta podría decir que Hajime, el amigo psicópata de Yoko, es como la representación del feto de Yoko en su matriz. Rodeado de trenes, expectante. Trenes, muchos trenes.
No veo en esta película el retrato de una generación en busca de su identidad. Lo que veo es el reflejo de una ENFERMEDAD COLECTIVA que convierte a los japoneses en completos discapacitados para socializar de forma natural, incluso entre sus propios congéneres.
No tengo nada más que decir.
Bueno, sí. Amalgama.