Dory quizás no se acuerda bien ni recuerda todo lo que pasó hace 13 años pero nosotros sí, la hemos visto tantas veces nadar hacia Sidney que hasta nos sabemos de memoria lo de "P.Sherman 42 Wallaby Sydney".

"Buscando a Dory" es la película perfecta si quieres volver a sentirte como un niño en el cine, algo que no consigue cualquier película aunque sea de animación. Es encontrarse con el niño que eras hace más de 10 años, algo parecido a "Monstruos University" o a "Toy Story 3".

Parecía obvio que no iba a decepcionar, que la confianza en Pixar es ciega y que no podían estropear un clásico ya de la animación con una decepcionante secuela. Y no lo han hecho, por si alguien dudaba, "Buscando a Dory" es una película que aún estando (inevitablemente) un peldaño o dos por debajo de "Buscando a Nemo", se complementa y completa a la perfección a su predecesora.

La historia es buena, necesaria incluso (seguro que todos nos habíamos preguntado de dónde venía Dory o por qué estaba sóla en el medio del océano), en ocasiones emotiva y sin dejar de ser divertida un solo momento. Los personajes secundarios vuelven a ser la clave, se echan de menos personajes tan emblemáticos como los tiburones o el pelícano, pero podemos volver a ver al maestro raya o a la tortuga que tanto nos gustaron hace 13 años. Eso sí, los nuevos personajes que podemos descubrir en esta película no tienen nada que envidiar a los anteriores, desde los leones marinos hasta el pulpo pasando por la ostra o por Becky.

En definitiva, una película que no te puedes perder si en 2003 te enamoraste de "Buscando a Nemo" y si quieres volver a sentirte "pequeño" y perderte en la inmensidad del océano...o del cine.