A "Tierra prometida", lo ultimo de Gus Van Sant, se le podrán echar en cara innumerables cosas, eso no lo voy a negar. Pero desde mi punto de vista tiene una virtud que la salva de la quema total, el invitarnos a ahondar en uno de los problemas de los que más se viene hablando en los últimos tiempos, pero del que desgraciadamente sabemos poco, las consecuencias de la fractura hidráulica o fracking. Y lo hace de una forma amena, llegando a todo tipo de espectadores. Otros realizadores habrían cometido el error de presentarnos un film denso, complejo e incisivo; afortunadamente Gus Van Sant ha preferido el camino del melodrama de sobremesa, con sus defectos y sus virtudes, pero no deja de ser una forma simple de presentar un problema demasiado complejo. La película en ningún momento busca que el espectador se plantee debates sobre si el fracking es bueno o malo, ni siquiera pretende ser moralista; solo busca dar a conocer un problema global visto desde ambos lados del cuadrilátero. Luego cada espectador que saque sus propias conclusiones.
Cierto es que "Tierra prometida" no pasara a la historia, cierto es que en general ningún actor sobresale, cierto es que el futuro de la cinta es el de ser emitida en bucle por las cadenas generalistas. Pero aun con todo ello celebro que un director se olvide de dramatismos infundados, y quiera plantear su película como algo fácil de absorber.