"15 años y un día" es, ante todo, un espléndido retrato de los miedos del ser humano. Miedo a las responsabilidades, miedo a los cambios, miedo a uno mismo y al de enfrente. Miedos que lo único que consiguen es hacernos ser quienes no somos. Todo esto se refleja a la perfección en el guión del film, escrito a dos manos por Gracia Querejeta y Antonio Mercero, y resultando tremendamente convincente. Quizás la única pega que puedo sacar a este respecto es que se nota en demasía que parte de la cinta esta escrita por cada uno, les ha faltado fusionarse mejor. El principio y el final dejan aroma a Mercero, y toda la parte central a Querejeta. Y es que, cuando se fusionan dos sabores hay que intentar que queden homogéneos. En "15 años y un día", la parte Mercero es tan dulce y la de Querejeta tan amarga, que al final no terminan de compactarse todo lo correctamente que me hubiera gustado. Todo esto se refleja en el desenlace, tan edulcorado que puede llegar a empalagar.
Las interpretaciones son otro de los fuertes de la película. Especialmente la de Tito Valverde, actor que ha malgastado fuerzas en televisión a la espera de que alguien se atreviera a verlo capacitado para el cine. Algo para lo que en "15 Años y un día" demuestra estar sobradamente preparado.
Definitivamente, "15 Años y un día" me parece un film sobradamente solvente, aunque con algunos defectillos que hacen que no sea todo lo redondo que me gustaría.