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Steve Liberatrix rating:
6
Horror. Sci-Fi A group of rich businessmen and military officers who are partying in an old castle are spared when a nuclear war ravages the earth. When they venture out into the nearest town to search for food and supplies, they find most of the residents blinded, and soon they discover the existence of a sinister group called The People Who Own The Dark.
Language of the review:
  • es
August 29, 2023
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En realidad, el apocalipsis llega a la película a la vez y en doble vertiente: a través de un supuesto holocausto nuclear... y en el propio guion, porque la película tiene buen arranque, y promete e intriga lo suyo, con una especie de cena-bacanal que va a tener lugar en una especie de club de alterne rural, para mayor jolgorio de un florido grupo de señores importantes de los ámbitos científicos, políticos y económicos. Por desgracia, a partir de este coïtus interruptus, el guion va dando bandazos, a cual más esperpéntico, sin solución de continuidad; y eso que uno de sus tres guionistas era Vicente Aranda. El esperpento llega al extremo en el guion cuando los invitados al fiestón se ven sitiados por una violenta turba de ciegos; entonces, uno de los protagonista pregunta: ¿qué hacemos ahora? A lo que otro, contesta: " no querrás que les demos un curso de Braile". Por otra parte, se palpa enseguida que la película se rodó deprisa, sin mucho presupuesto y sin mucho interés, por parte del director. En definitiva, resulta todo muy precario y de serie B.

En el lado positivo, tenemos que es una película con una estética deliciosamente setentera, que funde atrevidamente varios estilos cinematográficos sin ningún pudor, con claras guiños al cine de Buñuel y a "La Noche de los Muertos Vivientes"; entre otros muchos referentes. Por otra parte, suena banda sonora muy vanguardista para la época, que trata de emular a la música de Giorgio Moroder. Tenemos también algo de lesbianismo, a una Teresa Gimpera y a una Nadiuska en su esplendor, a una madame de burdel que resulta un perfecto avatar de Joan Collins y a un Paul Naschy convertido en el machito más violento del gallinero, que insulta, ningunea y maltrata a las mujeres a la primera de cambio (todo un documento sociológico de la época al respecto). Y cuando ya no esperamos nada, tenemos un aceptable y sorpresivo final que dignifica un poco el lamentable guion de gran parte de esta película, a la que -qué pena- se le podía haber extraído mucho más jugo. Aún así, mi interés por la película apenas decayó a lo largo de su visionado.
Steve Liberatrix
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