No es la típica peli sobre el hip-hop, para nada, y tiene un punto dramático que la crece enormemente, tampoco vayan a pensar que busca la emoción fácil para el público poco exigente porque no es así.

Terrence Howard se sale en su papel, un "chuloputas" que dice conocer al ahora famoso rapero "Skinny Black", por ello recibe la ayuda de un antiguo compañero del insti y otro amigo de éste que se encargarán de hacer su primera maqueta con la intención de entregársela a Skinny para que éste les dé el pequeño empujoncito que necesita todo rapero de la calle para darse a conocer. Poco a poco sale a relucir ese coranzoncito que casi nadie logra verle a DJ (el prota) y le vas cogiendo cada vez más afecto, tanto a él como a sus compis. Y mientras, vamos viendo cómo con la ayuda de estos dos chicos la música coge cada vez más ritmo con la ayuda también de una de sus "putas".

Parece una historia de peli de serie B, y lo es, al menos la historia que no la película. Todos hacen genial sus personajes que junto a la colaboración de Ludacris interpretando a Skinny Black logran que una peli en teoría de serie B se convierta en A.