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Francisco Javier Millan rating:
7
Drama A story that finds Rocky Balboa acting as a trainer and mentor to the son of his fellow boxing alumni, Apollo Creed.
Language of the review:
  • es
March 1, 2016
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Si somos realistas, esta especie de spin-off de la saga “Rocky”, no resulta del todo original con respecto a la base de la que parte. No en vano, el protagonista y su empeño, a pesar de moverse con un motor interior diferente, es muy similar al que se veía en el famoso personaje de Sylvester Stallone en el primer capítulo.
Podríamos decir que, esta película, actúa de la misma manera que lo hicieron otros títulos seriados como “Star Trek” o la más reciente “Star Wars”. Las nuevas propuestas se presentan como un reseteo de todo lo anterior, pero sin abandonar la estirpe de donde proceden.
De aquí radica principalmente su éxito, con una propuesta que por razones más que evidentes, se confiere en una continuación mucho más digna, que la vista hace poco menos de una década. Stallone dotaba a su “Rocky Balboa” de una interesante nostalgia sin demasiados esfuerzos. Su planteamiento esquemático la convertía en un título complemente prescindible y anecdótico, cuyo disfrute solo estaba destinado a los más fans de la saga.
En esta ocasión, el prácticamente desconocido Ryan Coogler coge el testigo y las riendas, infiriendo nueva sangre y expandiendo unos recursos que ya estaban agotados desde el siglo pasado.
Parte del éxito también es mérito del carismático Michael B. Jordan, actor de procedencia televisiva, que poco a poco se va abriendo paso en la gran pantalla. Su transformación progresiva en la figura del padre, se hace más que evidente en una pelea final, donde muchos creerán estar viendo a la mítica figura de Apollo Creed.
Por lo demás nada nuevo bajo el sol, la historia sigue el mismo esquema, aportando nuevos aires actuales, pero sin salirse de la mecánica habitual: chico diferente busca su motivación, la encuentra en un viejo boxeador, el entrenamiento y el consabido combate final.
Pero eso sí, los nostálgicos volveremos a vibrar con la sutil entrada del tema de Bill Conti, y de la recurrente escalera de Philadelphia, que más de uno hemos subido intentando emular a nuestros héroes de la infancia.
Francisco Javier Millan
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