El público ha emitido dos veredictos. Uno es que 'Monster Hunter' no va a ser la monster movie preferida de 2021. El otro es que los cines no deben morir, a tenor de que, en el primer fin de semana en la cartelera, 'Godzilla vs Kong' ha amasado más de 9 millones de dólares (solamente en taquilla estadounidense). La pantalla gigante no es reemplazable, maxime cuando es para contemplar de cerca calentándose el morro a las dos réplicas digitalizadas por Legendary y Warner (en su autodenominado 'monsterverse') de los dos bicharracos -en el que no es su primer enfrentamiento- lanzados al cine por, respectivamente, RKO PICTURES (1933) y STUDIOS TÕHÕ (1954).
Mentiría si no admito que, desde este renacimiento hollywoodiense de los dos monstruos, he sentido más predilección por lo facturado para lucimiento exclusivo del rey primate de Isla Calavera, y dado que para su nueva trifulca sigue -a distinción de las últimas andanzas de su rival- sin dar rodeos, hacerse esperar o andarse por las ramas (esto literalmente, el primer encontronazo de los colosos es en mitad del mar) tengo que congratularme al contemplar que, afortunadamente, este 'Godzilla vs Kong' (2021, Adam Wingard) no va a la zaga de la ultrarecreativa y pirotécnica 'Kong: Isla Calavera' (2017, Jordan Vogt-Roberts).
¿Los protagonistas humanos? Me temo que en eso sí que no nos alejamos de la tradición -tanto la estadounidense como la nipona- en la franquicia del lagartijo: las personas continúan siendo invitados de piedra, complementos inservibles que se ciñen a poner gesto de consternación, disparar torpedos e ir corriendo para esquivar cascotes de hormigón bajo los edificios. Alexander Skarsgård y Rebecca Hall acaban de llegar, Millie Bobby Brown ('Stranger Things') vuelve a por más, y Kyle Chandler le planta cara por 2° vez a los auténticos protagonistas. Demián Bichir oficia como mad doctor y creador del adversario común MechaGodzilla.
Gane quien gane, el público -y sobre todo, las salas de cine- ganarán. ¡Larga vida a los monstruos!