Magistral puesta en escena de Paolo Sorrentino que retrata nada más ni nada menos que la vida de un político italiano, extremadamente influyente a lo largo de muchos años y que logra emanar fascinación y admiración al mismo tiempo, el pensamiento critico necesario, volcando nombres, datos y hechos sucedidos tal vez en demasia para los no conocedores en detalle de la historia italiana de los sangrientos "años del plomo".
La película más que un legado histórico, se centra en el personaje excepcionalmente interpretado por Toni Servillo Muchos opinan que es una de las mejores interpretaciones de Servillo, sumado a un guión sumamente inteligente que trasmite una mezcla de sabiduría, conocimiento, pericia, sarcasmo, ironía y por que no humor también para tener siempre un pensamiento a mano para cuando éste era requerido, por sus colegas, adversarios, periodistas, sacerdotes y familiares. Sorrentino nos muestra una versión de Andreotti que es un compendio de austeridad, quietud, autocontrol implacable, falta de emociones, aunque también algunos sentimientos que lo atormentan y puede dejar entrever con su sacerdote confesor.