Una película perezosa, que me atrajo por su contexto pero que me repelió en su historia. Soy de los que hubieran preferido que se le sacara más partido a la interesantísima sociedad que nos presentaba Alfonso Cuarón,a las implicaciones sociales y morales que supone su distopía y a simplemente haber tratado la producción más como un conjunto que como un único individuo.

Su mera idea ya es atractivo suficiente para acudir, pero uno acaba dándose cuenta de que es algo meramente contextual, y lo que de verdad relata es una historia de principios casi humanísticos que, si bien actúan adecuadamente como mensaje, terminan por formar el resoplido de alguna parte de la audiencia entre la que desafortunadamente me incluyo.

No es para nada una película mala, pero a mí se me hizo excesivamente larga. Quizá fue porque pillé demasiado pronto lo que quería que entendiéramos Alfonso Cuarón, pero acabé deseando que terminara. Clive Owen tampoco es un actor que me caiga en especial gracia, así que eso tampoco ayudó demasiado.