Hay películas de las que no puedo decir nada malo, pero me aburren tanto que soy incapaz de ser más benévolo con ellas. Juego de lágrimas está lejos de ser una mala película, pero no me dijo nada en sus casi dos horas de duración.

Y me da lástima porque Neil Jordan es uno de mis directores favoritos desde que gozara con sus entrevistas vampíricas y, sobre todo, desde que desayunara con él en Plutón. Esperaba encontrar algo de todo eso en este Juego de Lágrimas, pero no fue así, y aunque al principio quedé enganchado con la historia perdí totalmente el interés a raíz de que el primer pasaje terminara.

Podría pensar que todo se debe a mi alejamiento con todo el tema del IRA. Reconozco que estoy lejos de saber de qué va la cosa, y por ello es posible que no disfrutara tanto de la película. No se mete demasiado en esas cuestiones, pero quizá ayudara a mejorar mis sensaciones. Todo esto estaría muy bien de no ser porque la ya mencionada Desayuno en Plutón también tenía mucho que decir al respecto de ese tema.

En definitiva, Juego de Lágrimas es una buena película, pero no para mí.