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Ignacio Larrea rating:
8
Thriller. Drama Nobody used to notice Frank Lucas, the quiet driver for one of the inner city's leading black crime bosses. But when his boss suddenly dies, Frank exploits the opening in the power structure to build his own empire and create his own version of the American Dream. Through ingenuity and a strict business ethic, he comes to rule the inner-city drug trade and floods the streets with a purer product at a better price. Lucas outplays all of ... [+]
Language of the review:
  • es
May 17, 2010
4 of 5 users found this review helpful
Excelente película de Ridley Scott que, aunque la cinta sea de encargo, logra una muy interesante crónica del Harlem de finales de los sesenta y principios de lo setenta, cuando la heroína entró en el país y con ella la gran corrupción a todos lo niveles, que hizo tambalear la sociedad estadounidense.
Scott consigue un fascinante retrato de una época y de dos hombres antagónicos, los mejores profesionales en lo suyo. Lo hace gracias a un rico guión de Steven Zaillian, que siempre se aparta de lo corriente, y de una ágil dirección, con un estupendo montaje, brillantes interpretaciones y una energía narrativa brillante, clara y concisa.
A pesar de que dura dos horas y media, ni te enteras, siendo entretenidísima en todo momento. No hay ni un solo plano de más y los tiempos muertos o poco interesantes simplemennte no existen.
Un trhiller de gángsters y policías, que hace las delicias del más exigente espectador.
Quizás en el plano ético exista algo de polémica, si se busca, por cuanto es cierto que, a pesar de que el prólogo no pueda ser más clarificador acerca de la personalidad del protagonista, en todo momento consigue, si no la simpatía, sí la admiración o el respeto hacia su persona. Siendo un peligrosísimo criminal, que hizo tanto daño en la realidad, puede constituir este hecho algo negativo. Pero en toto momento creo yo que están claras las cosas y no se engaña a nadie en este aspecto.
En cuanto a su corto epílogo, que se ha dicho sobra, puede que sea cierto. Podría haberse cortado perfectamente, pero Scott y el guionista lo han mostrado para, digo yo, podamos ver que el progreso, aquello que representaba en su profesión el protagonista, se le presenta en toda su fiereza, pasados casi veinte años. Una ironía, o simplemente una evidencia.
Ignacio Larrea
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