*¿Conoces a BoJack?

BoJack es un actor que tras haber alcanzado la cumbre de la fama en los 90’, vive sumido en una gran depresión nacida (traumas aparte) de la nostalgia que siente por quien un día fue.

Un tema muy en la línea del mundo actual en el que parece que la sociedad necesite frecuentes apelaciones a esa “época prodigiosa del cine”, en gran parte de la mano de remakes de grandes empresas como Disney.

Nos encontramos con un protagonista que trata de resurgir de sus cenizas y que no puedo evitar comparar con actores como Winona Ryder o Macaulay Culkin en la actualidad.

Recuerdo que al acabar la primera temporada lo primero que pensé fue: esta serie es la vida.

Una sit-com animada protagonizada por un hombre con cabeza de caballo era lo último que habría llamado mi atención en un primer momento, pero ¿quién me hubiera dicho en un pasado que tras ver Rick y Morty llegaría a valorar los eructos de un viejo pirado?

*Le di una oportunidad al caballo

Y pronto olvidé que se trataba de un caballo. Mi mente no tardó en obviar el hecho de que la mayoría de los personajes fueran animales parlantes. Cada escena, cada diálogo… transmite realidad. Cada personaje posee un mundo interno lleno de matices. Incluso el Señor Peanutbutter, el ser más sencillo, feliz y despreocupado de la serie, dista mucho de ser alguien plano y carente de interés. Los personajes son un reflejo de nosotros mismos, de nuestro entorno. Sus delirantes situaciones más que dialogar, podría decirse que se funden con la complejidad de la psicología humana.

Además, Waksberg combina todo esto con críticas muy poco disimuladas hacia la sociedad americana. Y es que esta serie habla mucho, y no solo a nivel interno y psicológico, sino a nivel social.

*Esta serie es la vida

Drogas, alcohol, sexo y depresión, tanto individual como colectiva. Todo esto tratado con toques brillantes de humor satírico cargados de referencias actuales (y sin llegar a ese punto de desencanto oscuro y apático por la vida, al que parece haberse sumado todo el mundo después de la aparición de Black Mirror), unido a la carga política y la forma de tratar temas como la legalidad de las armas o el fracking, es una de las principales características que convierten a BoJack Horseman en algo más que una serie de animación.

Raphael Bob-Waksberg convierte un mundo ficticio lleno de seres antropomorfos en lo más real que puede verse plasmado hoy en día a través de una pantalla.

Escrito por Ariadna Lock